Siempre me ha fascinado la mente y la conducta humana. Descubrir la filosofía en mi adolescencia fue el primer paso para explorar las preguntas importantes, aunque pronto entendí que había mucho más por descubrir.

Empecé estudiando Empresariales, lo que me permitió construir una base profesional y mi proyecto familiar junto a mi compañero de vida. Pero como dicen, “la cabra siempre tira pa’ el monte”, y la psicología ya me había ayudado a ordenar mi mente en varias ocasiones, seguí formándome en paralelo, combinando diferentes disciplinas y métodos. Desde hace más de diez años, acompaño a adultos y adolescentes en sus procesos de cambio.

Como todos, he pasado por muchas etapas, con sus momentos de alegría, pero también de pérdidas dolorosas. No siempre la vida sigue el guion que teníamos en mente, y es en esos giros inesperados donde descubrimos realmente quiénes somos.

Por esto entiendo la psicología desde un enfoque integrador, combinando lo humanista, lo sistémico y la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC). Para mí, la terapia no es un proceso rígido: es un espacio de exploración segura, donde podemos adaptarnos a tu ritmo, apretar la tuerca cuando sea necesario y encontrar lo que se oculta detrás de las palabras.